19 feb 2012

Prometeo y los seres humanos

        Después de explicar el origen del mundo y los primeros dioses olímpicos, ya le toca el momento a los seres humanos, aunque anteriormente a estos faltan otras divinidades como Atenea, Hefestos o Hermes. Sin embargo me gustaría hablar de Prometeo, personaje mitológico quizás no tan conocido pero muy relevante.
        Según el Diccionario de mitología de Grimal,"Prometeo es un "primo" de Zeus, es hijo de un titán, Japeto, como Zeus lo es de otro, Crono. Prometeo tiene varios hermanos: Epimeteo, que, en contraste con él, es el "torpe" por excelencia, Atlante, Menecio [...]". Prometeo es el creador del ser humano, él realizó al primer hombre en arcilla y gracias al soplo de Atenea le otorgó vida. Todo esto en contra de la voluntad de Zeus. Este quería dejarles sin comida, por lo que exigía de los sacrificios animales la parte más nutritiva, pero Prometeo corrió en su ayuda y le tendió una trampa al dios de dioses. Amontonó los intestinos y los huesos cubriéndolos de grasa mientras que la buena carne la introdujo dentro de un estómago. Prometeo le dio a escoger qué montón prefería y cayó en la trampa del titán, pues escogió el primer montón que no poseía valor nutritivo alguno. Muy relevante es esta frase de Köhlmeier con respecto a la decisión del dios: "Zeus no puede volverse atrás de una decisión ya tomada: es un dios, los dioses no se confunden, y si lo hacen, no deben reconocerlo". Orgullo, los dioses griegos tienen cualidades humanas.
       Pero ahora se planteaba otro problema: ¿cómo comer la carne? ¿cruda? Prometeo vuelve al rescate del hombre entregándoles el fuego de los dioses, sacado de la misma fragua de Hefestos.
"Prometeo lleva el fuego a la humanidad" 
de Friedrich
"Prometeo trayendo el fuego" de Jan Cossiers



          Parace la antorcha de los Juegos Olímpicos ¿verdad? La idea que se obtiene de esto es que el fuego es un regalo divino, algo tan sorprendente y sobrenatural que solo puede ser obra de los dioses.
       A Zeus no le gustaban los seres humanos y cuando descubrió que Prometeo les había entregado el fuego sagrado de los dioses decidió que ya era suficiente, así que castigó al titán que osó engañarle en dos ocasiones. Le encadenó a las rocas del Cáucaso con los brazos extendidos, pero no acaba ahí, durante el día un águila o un cuervo (según qué fuentes se utilicen) le arrancaba y comía el hígado que le volvía a crecer por la noche, una tortura eterna debido a defecto de la inmortalidad.

"Prometeo" de Tiziano

"El tormento de Prometeo" de Rubens



















          Increíbles, majestuosas obras de dos pintores que admiro, qué pena la mala calidad de las imágenes, pues no se puede apreciar el toque rojo personal de Tiziano, un rojo que utilizaba en cada una de sus obras. Existe también otro de José de Ribera espeluznante.
"Prometeo" de José de Ribera, el Espanoleto

           Köhlmeier hace una reflexión que personalmente, me da qué pensar:
"[...] en ninguna parte se dice que los humanos amaran especialmente a Prometeo. En casi todas las mitologías hay figuras paralelas a éste: [...] está Lucifer, que significa "el portador de la luz" y que también constituye una figura paralela a Prometeo. El portador de la luz es el ángel que trae el fuego, y es a él a quien el cristianismo ha convertido en demonio ¿Por qué no amamos a esta figura? Debería sernos mucho más cercana que el resto de los personajes del firmamento de los dioses". Köhlmeier, M.; Breviario de mitología clásica. Tomo 1. Círculo de Lectores. pag. 114.
          Ahí lo dejo, pero continuemos con la historia. Para suerte de Prometeo, fue liberado bien por Heracles o por Zeus según otra versión que me parece más coherente: Zeus le indultó porque cuando perseguía a la ninfa Tetis, Prometeo le advirtió: "El hijo que esta ninfa traiga al mundo será más fuerte y poderoso que su padre". Advertencia que tomó muy en serio Zeus, puesto que él era el segundo en la línea sucesoria que había desbancado a su padre y, por su puesto, no deseaba que también le ocurriese lo mismo, así que renunció a ella y para agradecérselo le liberó.

        El mito sigue vivo, tanto que el grupo Tierra Santa le ha dedicado una canción llamada La ira del cielo:

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